¡Qué maravillosas son las promesas de Dios! ¡Y son reales! ¡El requisito que nos exige Dios para obtenerlas es Santidad! Es todo un universo de bendiciones maravillosas que Nuestro Señor Jesucristo tiene para nosotros y todo lo que debemos hacer es creer, sí, Creer, CREER A LA PALABRA DE DIOS, AMARLA, GUARDARLA Y OTRA VEZ… CREER.
¿Te atreves a creer en las promesas de Dios? pero te lo pregunto de verdad, verdad, ¿Te atreves a creer en las promesas de Dios? Hazlo hermano mío amado. ¿Te atreves a recibir las bendiciones de Dios? Entonces seamos radicales y andemos como Nuestro Señor anduvo, en obediencia y sujeción, en santidad y en paz. Mira que Cristo Viene Pronto. ¡Aleluya!
¡ES HORA DEL CAMBIO HERMANO MÍO! ¡CREAMOS A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO! ¡GLOOOORIA A DIOOOOOOOOOS!
¡Dios te bendiga!
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis 21:3-5